Nuestro Viaje Bahamas 2023
Published Thursday, May 11th 2023 - Updated Saturday, May 13th 2023Segundo viaje:
Desde New Jersey a las Bahamas y de regreso.
Este tenía que ser el viaje de grupo, pero no pasó. La vendimia no se presentó como yo quería.
Sin embargo, solo Miranda y yo fuimos, con eso basta.
La travesía comenzó en Bayonne, Nueva Jersey. Mas bien comenzó desde antes.
La noche anterior a este crucero, no pude conciliar el sueño, ya que estaba sumamente emocionado por tal. Los nervios típicos de la noche en cuando tratas de dormir y no lo consigues ya que llega Santa o los Reyes Magos por la mañana. Sin embargo, siempre terminaba completamente dormido. Esta vez no fue la excepción.
La mañana pintaba gris, pero un poco mas calurosa que de costumbre para ser Febrero.
Las maletas ya estaban empacadas. Ultimamos todos los detalles y a eso de las 11:30am tomamos la mini van camino a Nueva Jersey.
El plan era llegar a eso de las 12:15 pm. Nuestra hora de embarque era a las 12:30.
Siempre procuramos salir mas temprano de lo previsto, ya que siempre tenemos presente que algo puede salir mal. Y dicho y hecho; un accidente en el Holland Tunnel. Nos tuvimos que regresar para tomar el Lincoln Tunnel. Perdimos cerca de 20 minutos. Algo de tráfico para ser domingo, y mas domingo de invierno.
El proceso de check in fue muy rápido. Nosotros llevamos nuestras maletas. Dejamos la mini van en el estacionamiento antes de proceder al registro de entrada. No hay sistema público de transporte que llegue hasta el puerto de embarque, y el taxi es muy caro. Así que decidimos dejarla en el estacionamiento del muelle. Es un gran negocio para ellos. Una cantidad fuerte de autos por una semana a 25usd al día.
El proceso de check in lo hicimos casi todo desde la casa con la aplicación. Esto reduce substancialmente el tiempo de embarque.
Nosotros, desde que estacionamos la minivan hasta que estábamos en nuestro camarote, 25 minutos. Y esto pasando ya por el MUSTER DRILL que es obligatorio para poder estar en el Crucero.
Nuestro camarote tenía un balcón en el piso número 13 al frente de este monstruo de crucero. Cómodamente caben 2 personas, una tercera sería un poco apretado; 4 ni pensarlo.
Nuestro camarero lo encontramos en el pasillo, se presentó muy cordial, lo cual noté la vez pasada de la gente que trabaja para Royal Caribbean, las mayoría son muy amables.
Mi compañera de viaje, M3 [Conocida como Miranda mi hija] y yo nos dispusimos a recorrer esta maravilla flotante.
Comenzamos y terminamos en el Windjammer, restaurante buffet que sirve desde temprano en la mañana comida hasta la noche.
Ya había algo de gente degustando los platillos que este lugar ofrecía . Todo lo que puedas comer, ya está incluido en el precio de tu estadía en este barco.
Desde hace mucho aprendí la lección de no comer demasiado el primer día; por mi pasar por Club Med vi como los huéspedes comían todo y mas de lo que podían en los primeros días y luego ya no disfrutaban la semana, ya que habían enfermado o ya le habían perdido el gusto a comer.
En fin, por eso yo no quería ser mi propia historia con comer mucho los primeros días.
Tardamos poco en comer y regresamos a nuestro camarote. De camino vimos donde se encontraban las diferentes actividades.
Nos encantó la idea de la alberca techada.
La línea QUANTUM de barcos de Royal Caribbean, tienen esta característica. El techo que cubre una de las albercas, se puede abrir, en nuestro caso ha estado cerrada desde que partimos de NJ.
Una alberca grande para estar en un crucero. Muy recomendable para los niños de 8 a 12 años, con dos jacuzzis en el mismo lugar y un chapoteadero.
El total de lugar de esparcimiento es justo para la cantidad de personas que llenan el barco.
Platicando con gente del restaurante nos expresó que hay la misma cantidad de menores que de adultos; en otras palabras 2000 chamacos contra 2000 mayores.
La hora llegó de partir y nos encontrábamos en nuestro balcón con vista a la Estatua de la Libertad, los rascacielos del bajo Manhattan y Brooklyn. Al momento de pasar por debajo del puente Verrazano traía conmigo 3 cámaras, mi iPhone y mi iPad.
TODO ME SALIÓ MAL.
La primera cámara que traté de usar, la memoria estaba completamente llena. Corrí adentro a buscar la siguiente e igual, pero esta ya no tenía pila. Cosa mas frustrante, ahora si estaba en un aprieto ya que mi celular solo tenía 10% de batería.
Me puse a video grabar el momento en donde se aproximaba el enorme puede que conecta Staten Island con Brooklyn. La tarde se tornaba mas gris y los vientos se hacían sentir en todo su esplendor.
Tenía la toma perfecta para lo que me había imaginado saliendo desde la tierra que ahora llamo hogar. Hasta parece que algo no me permitiría grabar tal hecho, ya que la pila llegó a terminarse al punto antes de pasar por debajo de tan impresionante obra de ingeniería.
El plan D tomó forma, M3 llegó al rescate desde dentro para grabar tan importante momento para mi.
El estar presente en tal momento con mi hija, no tiene precio.
Nuestra jornada ya había comenzado y llegamos al Oceano Atlántico, océano que formaba parte de nuestro camino hacia Cabo Cañaveral, Florida; un día y tres cuartos para llegar a tal puerto.
M3 no tardó en encontrar su traje de baño para tratar de disfrutar la alberca techada ubicada solo un piso mas arriba de nuestro camarote. Disfrutó un par de horas tal “coso’ y luego un baño y a buscar donde cenar.
Lo hicimos y cenamos super bien. Nos comunicamos a casa, ahí terminó la noche.
Para describir en detalle unas vacaciones es complicado, ya que el principal o adjetivo de ellas, son el descansar y tomar tiempo para reagruparse al igual que llegar con mas ganas a hacer lo que uno tiene que hacer en su rutina diaria.
Ahora, aquí viene mi problema, que aunque son mis vacaciones, era mi ‘hora’ de trabajar. Si, de observar, de entender, y de corroborar lo que pasa en la vida en un crucero.
Hay muchas cosas que no había visto en mi primer crucero exactamente un año. Hay muchos aspectos que por causas de fuerza mayor se habían cambiado, de un año a otro. Estoy seguro que antes de la pandemia esto era igual de diferente.
Ya desde antes entendía y sentía las diferencia de PÚBLICO o de huéspedes de un hotel. Esto me lo enseñó el Club Med ya hace un par de décadas.
La vez pasada en el Independence of the Seas, la vibra era muy diferente a esta en el Anthem of the Seas. Los protocolos son muy parecidos y menos estrictos al salir de la pandemia. Hay mas huéspedes y el viaje es mas largo.
El puerto de embarque del norte coincide solo con las vacaciones del MID Winter break de la ciudad de Nueva York, mas no de los demás estados adyacentes como Nueva Jersey, Pensilvania, y CT.
Una cosa que observé y me causó una sensación muy buena, es la cantidad de personas con alguna capacidad diferente. Hay un grupo especializado en AUTISMO. Este grupo se les puede ver vestidos de naranja por todo el barco. Por lo que pude ver, son un grupo especializado y entrenado para atender a personas con este tipo de condición. Es una muy
buena idea ya que hay familias que no viajan por el temor a ser tratados miserablemente por otros que no entienden estas condiciones.
Tengo casi la certeza que hay otros grupos en el barco, pero estos son mas discretos y ayudan a otros.
Aplaudo a Royal Caribbean por entender esto.
La vibra del barco es también establecida por la gente que ha venido a tomar sus vacaciones de mitad de invierno. Es una ecuación muy bien establecida en este viaje.
Hay la suficiente gente diferente nacionalidades, colores al igual de educación. La gran mayoría se nota feliz de estar aquí de vacaciones.
En lo personal me encuentro feliz.
M3 se ha portado como esperaba que se iba a portar.
Es una embajadora muy adecuada para su edad. Ya a sus 10 años, ha tenido la oportunidad de haber surcado los mares en 5 cruceros, 4 de ellos en Royal Caribbean y uno en Norwegian .
M1 solo en 2.
Llegando a Cabo Cañaveral, decidimos no dejar el barco, no pude conseguir la excursión que quería a NASA, y las demás no nos llamaron suficientemente la atención. Llegamos a las 12:00PM y la hora para partir era a las 8PM. Seguro que había tiempo para cosas pequeñas.
Durante el día comimos en todos los lugares donde pudiéramos comer. Desde una galleta, hasta un par de rebanadas de pizza, hasta un pequeño sándwich a un plato de papas a la francesa. Bebimos virgin daiquiris y café, bueno café solo yo.
Esta vez el helado en el piso del alberca no ha sido la fascinación de M3, solo el cono.
Interrumpo mi propio pensar y linea de escritura para comentar acerca de la comunicación. Si, en esta era, el internet y estar conectado es ya parte de nuestra vida y el separarse de ella es, bueno, interesante.
Ahora todos queremos estar comunicados por todos lados y aquí en el barco, es igual. Necesitamos estar en contacto de alguna manera con el mundo. Hay veces que se nos olvida que estamos de vacaciones de tal mundo y caemos de nuevo en eso.
La conexión con el mundo en un barco es bueno gracias al internet satelital. No creo que sea ideal, pero en cualquier emergencia, sabemos que alguien sabe que estamos aquí, en un buque enorme en el Atlántico.
La señal de celular es diferente, esa solo en puertos y conexiones internacionales.
Toda la experiencia que tenemos abordo ha sido excepcional. Hay actividades para todos y todas las edades.
Otra de las maravillas es la variedad de nacionalidades de gente que trabaja abordo. Hemos interactuado con gente de la India, Filipinas, México, Perú, Chile, Italia, Japón, China, Indonesia, Bangladesh, Estados Unidos, Reino Unido, Jamaica, Bahamas, Suiza, Suecia, Ucrania, y Sudáfrica.
Todos con historias muy diferentes al igual que fascinantes.
El capitán era Francés y no lo conocimos.
Regresando a nuestro itinerario, llegamos a eso del medio día a Nassau, la capital de las Bahamas. En el muelle a nuestra llegada, había dos grandes cruceros que llegaron mas temprano que nosotros. Nos encontrabamos en el muelle exterior y la vista desde nuestro balcón podimos ver a Paradise Island, lugar donde los edificios que se identifican son del hotel Atlantis.
El año anterior como este, M3 y yo decidimos solo explorar un poco Nassau y tratar de comer o tomar algo en el Sr Froggs (conocido restaurant bar mexicano del grupo Andersons).
Este Chaparro abrió sus puertas a finales del 2002 y hasta hoy sigue en pie. Tuve la oportunidad de pasar buenas noches de esparcimiento con los dueños y mexicanos que fueron a echar andar tal lugar.
Las manecillas de algún reloj dieron la una con treinta minutos y nos dirigimos al FROGGS. Ahora es atendido casi en su totalidad por los locales, pero sigue teniendo ese NO SE QUE de los otros Froggs a los cueles he ido.
El trato muchas veces de los locales para los turistas puede ser poco frio. Nuestra hostess, no nos miró muy bien y de mala gana nos llevó cerca de la barra donde nos mostró una mesa para dos. Tuve la audacia de preguntar por el gerente y me dio un nombre que no recuerdo. Le pregunté por el dueño y le mencioné que era mexicano que años atrás había estado en la inauguración del lugar. En ese momento todo cambió y el trato fue completamente diferente. Ese no era mi motivo, solo quería saber si el mismo dueño, seguía siendo el DUEÑO. Resultó que si.
Antes de abrir la carta quise asegurarme que traía dinero para pagar. Sabía a ciencia cierta que traía los pasaportes,
por si algún problema. Traía el número de la embajada de México y de Estados Unidos y fotos en mi teléfono de mis papeles importantes por si algo pasara.
Mi increíble sorpresa se dio cuando descubrí que no traía mi cartera; la había dejado en el barco. Estoy ahora tan acostumbrado a solo traer mi celular con mis tarjetas de crédito que olvidé que había cambiado por seguridad todas a la cartera.
Busqué en todo mi morral indicios de algún tipo de moneda para pagar, no traía efectivo, ni mis tarjetas y el lugar no acepta aún Apple Pay (modo de pagar con el telefonito).
Pues con la pena le dije a M3 que debíamos volver al Anthem para recoger mi cartera y tratar una vez mas. Mi hija no estaba muy impresionada con mi experiencia en otros países, jajaja y menos que ya había vivido en estas islas hace 20 años atrás.
Regresamos al barco, el calor y la humedad hicieron de las suyas a lo que M3 casi se declara en huelga para no regresar. Le pedí que se tomara un rato para descansar. No tomó mucho para convencerla y así fue.
Hora y media después emprendíamos nuestro caminar hacia Nassau. Llegamos, la misma hostess nos recibió ahora muy diferente y con una sonrisa, seguro que hay muchos turistas que hacen lo mismo. Espero que le cuenten a su jefe que Memo “The Pencil” los visitó.
Solo pedimos un par de bebidas con unos totopos con guacamole. Como buenos mexicanos criticamos al guacamole, le faltaba sal.
Compramos nuestros souvenirs y nos dirigimos a la avenida que lleva a la entrada del puerto para volver a embarcar.
Nota, El Froggs, así lo recuerdo.
El distrito cerca de cualquier puerto, va a estar lleno de tiendas de todo tipo. En este puerto, abundan joyerías, souvenirs de la isla y RUN serias.... Compramos solo chucherias y postales para mi mejor amigo.
De nuevo abordo nos dedicamos a las actividades del día, de nuevo nos subimos a los carritos chocones, dos veces ya que mucha gente partió excursiones o a comer-cenar en Nassau.
Si nosotros hubiéramos llegado temprano, hubiéramos ido al DAY PASS del Atlantis, de las 9:30am a las 4:30pm, a un precio de 170usd por persona para disfrutar de su aqua park y de su acuario. Realmente todas esas horas valen la pena, pero llegar
a la 1:20Pm y solo tres horas, no.
M3 y yo decidimos cenar tranquilos para estar listos para Coco Cay, y a dormir temprano
Coco Cay no queda muy lejos de Nassau. La noche anterior dejamos la capital de las Bahamas a eso de las 8PM para llegar a las 6am. Esta belleza se lo tomó muy tranquila la noche. Mi hora normal para despertar es cerca de las 5 de la mañana estando en la ciudad de Nueva York, en el barco, se había ya convertido en cerca de las 6:30am.
Sentí la profunda necesidad de usar el baño y me di cuenta que estábamos por arribar a nuestro destino. Podíamos ver desde nuestro balcón la isla y la isla de la competencia.
Llegamos de frente muy lento cuando El Anthem dio un giro de 360 grados para entrar en ‘reversa’ en una maniobra efectuada con una precisión altamente sofisticada.
Subimos a desayunar algo ligero ya que estaríamos en el agua a eso de las 8am. Sabíamos que no seríamos los primeros en desembarcar.
La hora llegó y nosotros nos entrábamos en la sala de espera con 20 personas. Tomamos 4 toallas y nos dirigimos a nuestro objetivo, el parque acuático de la isla.
Ya teníamos el plan de establecer nuestra base en las sombrillas del área de la alberca de olas. Y así fue, un par de fotografías en lugares estratégicos, dos celulares, y la GoPro3 para que fueran los instrumentos que dieran fé de nuestro andar por el “PERFECT DAY AT COCO CAY”.
Nuestro pase funcionó, tomamos nuestro locker donde los celulares se quedaron (ya que en la isla la señal de nuestra compañía si llegaba) y un par de cosas que no necesitábamos. La GoPro3 y las toallas nos acompañaron a encontrar sombrilla con un par de camastros.
El clima insuperable, cálido, y sin humedad, en otras palabras “Perfecto” para todo y todas las actividades que nos disponíamos a emprender.
M3 tomó por sorpresa a la alberca de olas, y pa’ pronto le dije que nos fuéramos a los toboganes ya que mas tarde se iban a llenar de participantes.
Cual sería nuestra sorpresa que solo un barco se encontraba en el muelle, solo el nuestro. Yo me preguntaba mentalmente si otro llegaría, me quería imaginar que sería el Wonder of the Seas con sus mas de 5000 personas.
Dieron las 10 de la mañana y nosotros ya teníamos en nuestra jornada la mayoría de los toboganes, en algunos de ellos hasta dos veces.
No llegó el tan imaginado familiar de nuestra casa flotante.
De un tobogán a otro, nuestra mañana se nos fue. A eso las 11am abrieron uno de los lugares para comer y como somos fanáticos del brunch, empezamos con
un hot dog. Todo con su respectiva agua, unas combinaciones interesantes fueron mezcladas, como por ejemplo: ponche de frutas con limonada rosa, o kiwi mango con piña y limón.
El sol resplandecía en lo alto y después de tomar un descanso de como 45 nos dispusimos seguir disfrutando de los toboganes, que si con flotable, que sin con tapete o de plano así sin nada.
A esa hora la mayoría de los que disfrutaban del parque acuático tomaron los lugares para comer a lo que dejaron casi sin “comensales” a todo el lugar.
En el lugar se encuentran toboganes de diferentes alturas y de velocidad y de tamaño. El mas alto y mas largo se llama “Devil’s Peak”. El año pasado M3 no quiso subir los casi 8 pisos de la torre y aventarse. Este año tampoco quería, pero la convencí. Y yo también (lea esto como si tuviera pánico) pues si pasó la cosa.
Llegamos hasta la cima de tal torre, éramos los número 4 y el 5 en aventarnos en dicho tobogán. Ya no había vuelta atrás.
Dos de las tres personas que estaban delante de nosotros eran niños de 9 y 10 años y su niñera europea de 18, también ellos ya se habían aventado antes.
M3 si dudarlo esperó pacientemente su turno y escuchando la voz del salvavidas tomó al diablo por los cuernos y se aventó. Yo me puse a arreglar como grabar mi jornada hasta abajo. Mi celular tenía que funcionar a la perfección ya que mi GoPro me había quedado mal.
M3 llegó hasta abajo y la pude ver que estuviera bien, claro con todas las piezas en su lugar. Ahora no tenía ninguna excusa para hacer lo mismo. El salvavidas me dio la señal de salida, me despedí y al igual que mi propia hija, a mi me gusta la adrenalina de cosas así. Mi sistema de “aclopamiento” o de defensa para ocultar mi miedo, es por supuesto gritar. Tengo una voz fuerte que se puede escuchar en cualquier lugar. La cámara filmaba al mismo tiempo que yo me deslizaba a velocidades increíbles. Soy un tipo alto y de peso, apenas pasé la prueba. Mis gritos se silenciaron al tomar mas velocidad y que mis vías respiratorias se llenaran de agua, a eso hay que agregar el factor de visibilidad que se reflejaba a completamente nula. Seguía grabando tal evento y en momentos podía gritar. Al sentir el final de mi recorrido vi la luz al final del último túnel y ver por fin a mi hija que me esperaba con gusto que si había cumplido mi promesa. Todo está capturado en mi telefonito protegido con una mica hule/plástica. Tengo evidencia de mi hazaña. Me tomó unos segundos recuperarme de tal momento.
Fue un par de eventos compartidos juntos que se vamos a recordar por mucho tiempo.
Después de la adrenalina del Devil’s Peak, tomamos un descanso por lo menos de una hora al mar. Destino: a una de las playas de la isla. Dejamos nuestra base en la playa de la alberca de olas para dirigirnos a la playa. El Mar Caribe estaba en completo convenio con la tranquilidad.
Llegamos a nuestro destino en casi 10 minutos ya que al "galán" vio que había tacos y quiso comerse un par. Todo esto como buen hijo del centro de México. Encontramos un par de camastros libres cerca del agua y la usamos como segunda base.
El agua estaba perfecta a mi juicio, la arena blanca y muy fina nos daba la tranquilidad que necesitábamos después de nuestras aventuras en el parque acuático.
Solo nos relajamos en el agua, juntamos conchas de mar, caracolillos, y arena. Sesenta minutos de relajación fueron necesarios para regresar a los toboganes y la alberca de olas.
Llegamos al parque acuático por última vez antes de abordar nuestro hotel flotante a eso de las 4:30 de la tarde.
Caminamos lento hacia nuestra casa flotante sonriendo por el grandioso día que habíamos tenido. Platicando que fue espectacular, pero sin ser perfecto; nos faltó en esta ocasión ver alas gallinas. (Chiste local ya que M3 ya en dos ocasiones anteriores las había visto, yo solo una vez).
De regreso a nuestro camarote, descansamos un poco, nos bañamos y nos fuimos a cenar. Nuestro día acabó con nosotros durmiendo temprano ya que estábamos agotados con una sonrisa que no se borraría por un buen rato. Nos despedimos de Coco Cay una hora después. Nos esperaban dos días y poquito mas en el mar antes de llegar a nuestro destino de origen.
Despertamos tarde, M3, como la vez pasada, se pasó de sol, esta vez no tanto como la anterior, pero si. Estaba mejor equipado para tal evento. ALOE VERA le dicen.
Subí a buscar un par de donas, café y un poco de fruta, el día pintaba para no hacer nada. Esa fue la vibra que teníamos y la cumplimos al pie de la letra.
Mas navegábamos al norte, mas frio hacia y poco a poco se fue pasamos de un lado a otro en el barco, entre trivias, juegos, galletas, pizzas, tes y aguas.
A eso de las 6 de la tarde nos fuimos a arreglar para irnos a cenar al restaurante especial de comida japonesa. Este teníamos que hacer reservaciones de ante mano y no está incluido en el precio de los 7 días. Un par de meses antes hice la reservación de menú pre preparado. Nos ahorramos 50 dólares al hacer esto. Llegamos y nos dieron una mesa con vista a la “plaza’ principal del barco. Nos dieron el menú donde podíamos escoger entre un entrada, un plato principal y postre, por supuesto con sus respectivas propuestas.
Tomamos té japonés y cenamos como unos verdaderos huéspedes con hambre. Nos gustó mucho, las raciones completamente honestas y bien servidas. M3 es muy crítica de su comida favorita y les dio el visto bueno.
Después de cenar solo nos dedicamos a caminar por el barco, escuchar música de los diferentes lugares y regresar a nuestro camarote para ver como el crucero surcaba el basto Océano Atlántico.
Otra noche mas y otra noche mas de tranquilidad.
Nuestro último día completo comenzó de nuevo tarde. En nuestra vida diaria no tenemos muchos días así, aprovechamos para levantarnos tarde y desayunar muy ligero en nuestro cuarto para después hacer el almuerzo antes de la comida en el Buffett.
Ya las albercas y las otras actividades al aire libre se habían cancelado por completo ya que el frio se dejaba sentir. El aire familiar del norte ya nos acompañaba en nuestro camino a casa.
Para cerrar nuestro último día participamos en varias actividades, como el baile en masas, los carros chocones, trivias y por supuesto galletas, pizzas y bocadillos de todos los establecimientos del enorme crucero.
En pocas ocasiones nos sentimos que estaba lleno, con mas de 4000 pasajeros, de los cuales 2000 eran menores de edad. Ya el último día el ambiente era diferente y se sentía en el aire.... literalmente .
Nos dieron las horas de la tarde noche, cenamos ligero como última cena y nos dirigimos a nuestro camarote para arreglar nuestro equipaje.
Nos quedamos dormidos temprano y a las 5 am mi alarma me despertó. No quería que se me pasara la oportunidad de ver como el puente Verrazano se quedaba estático ante nuestra pasada, de nuevo mi suerte se me acababa. Ya estábamos dando la vuelta de 360 grados para entrar de reversa al muelle de Bayonne, New Jersey.
Nuestro viaje había llegado al final y nuestra hora de desembarque era a las 7:30am. Éramos parte de la primera ola de desembarque ya que nosotros llevábamos nuestro propias maletas.
El show para dejar el barco fue interesante y poco desorganizado, pero al final todos cooperamos para que fuera lo mas rápido y sin contratiempos.
Salimos, hacía frio y procedimos al estacionamiento.
Así terminó nuestras vacilones del descanso de invierno 2023.
M1 & M3
Leave a Reply
indicates a required field